Vida y muerte de los teatros y cines en
Bucaramanga.
Con la construcción del Coliseo
Peralta, se crearían en Bucaramanga nuevos espacios culturales para la sociedad
bumanguesa. Cada uno de estos Cambiarían
el entorno urbanístico de la cuidad, ampliando sus horizontes hacia espacios
que dejarían en el olvido las antiguas edificaciones que sirvieron como puntos
de encuentros culturales a la sociedad bumanguesa.
Dichas edificaciones fueron
puntos de encuentros sociales, verbenas, bailes, sesiones solemnes de los
colegios y hasta con una pista de hielo, como ocurrió en el Coliseo Peralta el
cual junto al teatro Santander se convertirían en los únicos patrimonios culturales
que hoy la cuidad trata de conservar.
Después de la construcción del
Coliseo Peralta, entraron a principios y
a mediados del siglo XX con la llegada de la cinematografía, cinemas que proyectaban
películas de diferentes géneros. El cine mexicano haría parte de la cultura
bumanguesa, la construcción del teatro Colombia reuniría a las personas de
clases bajas que no sabían leer y observaron al cine mexicano como una representación
cultural común.
Hacia 1924 se construiría le teatro Garnica, dicho
teatro sufriría a lo largo de su historia cualquier tipo de transformaciones. Inicio como plaza
de toros, después fue transformado en un ring de boxeo para convertirse
finalmente en un teatro que presentaba cualquier tipo de espectáculos, como la
presentacion de la rumbera y actriz cubana Maria Antonieta Pons.
A su paso hacia los años 40s y los años 50s, en los
espacios urbanisticos de la cuidad aparecerian los teatros Libertador, Unión,
Rosedal y Sotomayor. El cine se
convertiria en el foco de atraccion de estos teatros, que empezarian su declive
con la llegada del betamax y VHS. Se vive el ahora, si uno se queda en el
tiempo, se pierde y queda en el olvido.[1]
Estos teatros dejaron
de ser el foco de muchas familias que veian mas ameno quedarse en casa en
familia y no salir al centro de la cuidad. El centro visto como un espacio
cultural se configuró y se convirtió en foco de delincuencia y estos teatros también.
La proyección de cine erótico y porno mas adelante concentraría
otro tipo de espectador, el de la doble vida. Muchos homosexuales encontraron
en estos espacios una forma de liberal sus pasiones privadas.
Siempre se han conocido las zonas
de tolerancia que existieron en la cuidad en la 61 y la cuarta, pero se han
ignorado las casas de citas que reunían a políticos y empresarios de la cuidad.
Juego de cartas, billar, jugar parques y “conocer niñas buenas”.
[1] Entrevista
hecha a Edmundo Gavassa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario